Entrevista a José Ramón Sales: Al filo de la tiniebla
por David
Garcés
Con motivo de la publicación de su cuarta y enigmática novela, entrevistamos
a José Ramón Sales, autor del ciclo de novelas sobre el investigador Aristarco
de Alejandría, cuyos misteriosos, y a menudo terroríficos casos, deleitan ya a
los amantes del buen suspense.
AD.- A punto de la presentación de tu nueva novela, ¿puedes hablarnos un poco
de ella?
JRS.- Encantado. Es un trabajo en el que, a pesar de la obvia correlación, he
intentado sorprender una vez más a los seguidores de la saga. Por el hecho de
pertenecer a una misma serie de novelas, no hay por qué caer más de lo debido en
la consecuente reiteración. Es algo que intento en cada libro.
AD.- Pero, parece ser que hay una cierta aureola sobre en esta novela, ¿no?
JRS.- Me imagino que te refieres al tema se la sexualidad. Bien, tras la
primera de las novelas, uno de los personajes principales queda literalmente
hechizado por una mujer que conoció y de la que se enamoró. Su recuerdo le
persigue durante años, hasta que por fin se reencuentran en este libro. Esto da
pie a una serie de situaciones que, unido al cariz de la historia, plena de
poder y corrupción, desencadena toda una serie de exposiciones bastante fuertes,
tales como el incesto, o la zoofilia. Todo ello se mezcla con la trama de un
complejo asesino en serie.
AD.- A pesar de todo lo que hay en la red, y el palpable incremento de estas
cuestiones, siguen siendo tabúes sociales. No debe haber muchos escritores que
aborden estos temas.
JRS.- Desde luego. Pero, por más oneroso que resulte un tema, depende mucho
de la forma en la que se expone. En este aspecto, he sido tan descarnado como la
realidad; no obstante, si lo expones con suficiente aptitud artística, el
resultado varía muchísimo. Por ejemplo, sabemos que la violencia puede ser
expuesta con una cierta belleza estética.
AD.- Hemos leído alguno de los libros, y vemos que suelen contener, además
del suspense inherente a la trama, magníficas escenas de lucha y cierta dosis de
filosofía.
JRS.- Lo de la lucha; los movimientos y la introspección mental a la hora de
combatir, es una heredad por mis años como profesor de defensa personal. La
filosofía, a pesar de sus incuestionables limitaciones, nos hace pensar. Y me
gusta hacer meditar a la gente, sobre todo con las cuestiones importantes que a
todos nos interesan.
AD.- ¿Y qué nos dices de ese puntillismo a la hora de recrear los ambientes?
Algo que también se aprecia enseguida.
JRS.- Ayuda a colocar en escena al lector, y procura veracidad; sobre todo,
si nos movemos en el terreno del mundo antiguo. Muchos novelistas lo expresan de
forma un tanto liviana para no recargar a los lectores. Es uno de los muchos
cánones que tanto me gusta romper. La gente que lee mis libros suele decir que
ha visto los escenarios y ciudades que retrato. Es lo que persigo. Y no que el
lector componga en su cabeza los datos que le faltan a tenor de lo que lee.
AD.- Esto nos lleva al tema de tu estilo. Hay quien dice que es un poco
complicado, aunque excelente y muy profundo.
RS.- Has tocado un tema
importante.
AD.- No vamos a dejarnos nada en esta radiografía de tu persona y tu obra.
JRS.- Me parece bien. Veamos; una cosa muy importante para un escritor es que
tenga un estilo. Es algo que todos los buenos escritores y entendidos saben muy
bien. No todo el mundo lo tiene. Y el que lo posee, nunca debería transformarlo
en aras de la comercialidad. Esto sería un gran error. Yo tengo una personalidad
muy peculiar, y naturalmente se ha trasladado a cada uno de mis actos creativos
en esta vida. Creo firmemente en la literatura con mayúscula, aunque ésta no sea
comercial. Máxime cuando actualmente el nivel intelectual ha descendido
notablemente a consecuencia de la velocidad. La mayoría de la ingente cantidad
de libros que se crean hoy día nacen con vocación al olvido. No es lo que
pretendo. Y esto, para mí, está por encima de lo comercial. Por otro lado,
siempre he matizado que escribir puede ser algo poético y artístico, o bien algo
burdo y banal. Depende del escritor, sus cualidades y objetivos.
AD.- Interesante. Creo haber leído algo de esto en alguno de los libros. Esto
me lleva a una pregunta algo personal. ¿Hay algo de ti en las novelas?
JRS.- ¿Te refieres a mi persona, o a experiencias?
AD.- Ambas.
JRS.- Todo autor, en un momento u otro, vierte sus experiencias. Es imposible
no hacerlo. En mi caso, dividí mi personalidad entre ambos protagonistas. Cada
uno acumula una parte de mi carácter. Esto tiene mucho que ver con mi dualidad,
como persona que ha cultivado el lado físico tanto como el intelectual. En
cuanto a experiencias personales, qué duda cabe; pero permíteme que las guarde
para mí.
AD.- Los dos personajes principales tienen mucha fuerza. ¿Cómo fue su
desarrollo?
JRS.- Lo cierto es que esto daría para otra entrevista. Diré que fueron una
serie de circunstancias las que condujeron hasta Aristarco y Tiberio Sempronio
Graco. Ellos son las novelas.
AD.- ¿Y sobre el génesis de la obra?
JRS.- Cuando me planteé escribir novela, busqué algo original, a pesar del
absurdo que representa. El tiempo de literatura experimental a lo Virginia Wolf
ya pasó; aunque no su método, «el flujo de las conciencias», que me sigue
pareciendo magnífico. Dado que desde la infancia me gusta el género de terror, o
de suspense, hibridé varios géneros, e hice algo poco usual en este tipo de
literatura, considerada un género menor: recrear muy bien el mundo antiguo y
utilizar un prosa cultivada. Y así surgió «En la noche», a la que siguió «La
sonrisa del chacal» y «Renacidos». Siguiendo con mi tesis sobre la ruptura de
cánones, como un freno a la creatividad, las primeras páginas de «En la noche»
es toda una declaración de principios sobre cómo no debe comenzar una historia.
Me gustó hacer todo lo contrario. Los que la han leído, podrán olvidar la
introducción de muchas novelas; pero no la de ésta.
AD.- Siendo el denominador común el misterio, ¿qué te hace elegir cada uno de
ellos?
JRS.- Me gusta la temática del vampirismo y con la primera quise llevarla a
otra época más sugerente y desconocida. Abordar la licantropía en la siguiente,
fue algo consecuente. Siguiendo con el hilo, me sugestioné con el tema los
muertos vivientes, plasmándolo de una forma un tanto especial en la tercera. A
partir de aquí, los misterios surgen inesperadamente. Veo las
opciones y elijo con cuidado, dado que tampoco puedo tratarlos todos.
AD.- ¿Cuántas novelas compondrán la saga?
JRS.- Siempre tuve nueve títulos en la cabeza.
AD.- ¿Y tienes pensado el final?
JRS.- Desde siempre. Cuando pienso en esta novela, me emociono, al punto que
se humedecen mis ojos al visionar con los ojos de la mente algunos de sus
pasajes.
AD.- ¿Y esa faceta de ensayista? ¿Qué nos puedes contar?
JRS.- Es mi parte iconoclasta. Algunos son temas que trato en las novelas;
otros, los de carácter social, son producto de mi continúo análisis de la vida.
No en vano la columna de Escaparate Valenciano se llama «Crónicas rebeldes».
AD.- ¿Tendremos alguna vez un libro de ensayo? Seguro que sería memorable.
JRS.- En principio, todavía no me lo he cuestionado. Pero ya sabes cómo es la
vida. Cuando menos te lo esperas surge la idea y la oportunidad.
AD.- Para finalizar, ¿puedes contarnos algo sobre el siguiente proyecto? ¿Lo
tienes ya en mente?
JRS.- Sí. Actualmente trabajo en «Sobre los mares de fuego». La ambiento en
una zona del África antigua, antes de Cristo. La trama principal gira sobre la
búsqueda de los orígenes de los misteriosos tesoros que Salomón recibió de la
reina de Saba. Sin embargo, la fascinante aventura se engarzará a otra
importantísima, de la que no puedo hablar.
AD.- Pues te damos las gracias por esta interesantísima entrevista, y te
deseamos el éxito y reconocimiento que mereces por tu gran trabajo literario.
JRS.- Gracias a vosotros por la oportunidad de expresarme.
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